14 agosto, 2013

A quai



El tintineo seductor,
gotas de lluvia acariciando a la melancolía,
deshaciéndose con su tacto tibio.

Un vals
interpretado por dedos trémulos,
se acerca a penas
a la piel del amante.


El sonido mecánico,
las palabras siempre dichas
y una armónica
casi molesta, casi decepcionada
tarareando…


El baile entre los labios,
el rocío, la nostalgia,
el verde
disimulado entre tanta tierra
y tanto anhelo.

Las mariposas se levantan,
entre aleteos desesperados salen,
buscan.

Las alas se tornan negras,
murciélagos de espanto
viajando por los parques
de una piel visitada
mil veces por la vida
y un millón más por ese
a quien a media calada

llaman amor.

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